La nueva Estación Central de Viajeros de Valencia se integra con la actual Estación del Norte, de Demetrio Ribes, configurando un inmejorable punto de intercambio modal por su gran centralidad respecto al conjunto de la ciudad y su amplia oferta de servicios de transporte público. En ella confluirán trenes de alta velocidad, larga y media distancia, cercanías, tres estaciones de metro, autobuses urbanos, de cercanías y larga distancia, taxis y un amplio aparcamiento para vehículos privados. El lenguaje formal se basa en geometrías maestras y esenciales, pero también sutiles, que darán lugar a espacios concatenados, secuenciales, ligados por un preciso código de opciones y de sorpresas; espacios de escueta y radical volumetría, dotados de fuerte expresividad, que facilitan la clara identificación de cada uno de los usos contenidos, que buscan siempre el contacto directo y natural entre la institución y la función que albergan y el usuario que la disfruta. Lugares serenos en los que la luz aporta el componente simbólico, esa luz de Levante que tan bien reflejaron Sorolla en sus cuadros y Blasco Ibáñez en sus escritos. Arquitectura potente, alejada de modas pasajeras, pensada para la permanencia, para un uso racional del espacio y para reflejar noblemente el paso del tiempo. Arquitectura que no renuncia al espectáculo, que lo busca, pero no un espectáculo fácil, gratuito, sino aquel que ofrece la proporción de los espacios, el acierto combinatorio y el entendimiento mutuo entre lenguaje formal y lenguaje constructivo, y de ambos con la función que satisfacen.
The new Estación Central de Viajeros de Valencia (Valencia Central Passenger Train Station) is integrated into Demetrio
Ribes’ existing North Station, making it an excellent centrally-located interchange point that is accesible to the entire city and its wide range of public transport services. At this station, high-speed long-, medium- and short-distance trains converge near three subway stations, long- and short-distance buses, taxis and ample parking for private vehicles.
The formal language is based on masterful and essential yet subtle geometry, which results in a series of connected spaces linked by a precise code of options and surprises, areas with spare, radical yet highly expressive volumes which facilitate the clear identification of each of the uses within, always seeking direct and natural contact between the institution and the function that it serves as well as the users who enjoy it. Serene places where the light provides the symbolic component, the light of the Levante that Sorolla so skilfully portrayed in his paintings and Blasco Ibáñez in his writings.
Powerful architecture, a far cry from fleeting fashions, designed for permanence, to rationally use space and nobly reflect the passage of time. Architecture that does not ignore the spectacular but seeks it, not facile, free showmanship but proportional space, combined wisdom and mutual understanding between formal and constructive language, and between both and the function that they perform.