Le hice a Vicente Romo, y él se dejó hacer, la casa que me hubiera hecho para mí como inquilino y como arquitecto. Una casa-refugio en la que resguardarme de las inclemencias climáticas y una casa-mirador desde la que observar el mundo circundante: la Flora, la Fauna y el Mar cercano.
Una casa con galerías, invernadero, hogar, estanque, esculturas, espacios a doble altura,…. Una casa del humo con vistas a la Ensenada de Rande, en la que es posible compatibilizar la intimidad con la sociabilidad, disponiendo para ello de una gran variedad de espacios interiores, exteriores e intermedios, de diferentes tamaños, proporciones y situación.