El encargo contemplaba la rehabilitación de una vieja construcción –que en su día albergó a una familia campesina, con sus correspondientes establos, bodega y almacén para útiles de labranza– en una casa-vivienda para una familia que, en principio, pensaba usarla como segunda residencia y acabó viviendo en ella permanentemente. Todo ello, además de lo ajustado del presupuesto y la voluntad del propietario en participar como autoconstructor, determinó la concepción del proyecto y el desarrollo de la obra, que se llevó a cabo con la colaboración de un cantero, un carpintero y un instalador, todos ellos vecinos del lugar. Como elementos arquitectónicos cabría señalar el aprovechamiento de casi todos los muros de piedra (unos de perpiaño y otros de mampostería), que se encintaron de nuevo y se pintaron en los interiores para quitarles frialdad y hacerlos más confortables y alegres, y la colocación de lucernarios en diversos puntos de la cubierta para permitir la entrada de luz en lugares estratégicos (cocina-comedor, pasillos, zona de lectura, estar, vestíbulo-jardín interior…). Además, se ha habilitado una gran galería adosada a la fachada que da a la huerta-jardín y que permite la estancia en el exterior de las fachadas de piedra. Esta galería está protegida de las inclemencias del tiempo (viento y lluvia) y permite tener abiertas las puertas y las ventanas de todas las estancias, con lo que se agranda el espacio interior y se hace posible la comunicación y la articulación del conjunto. Al igual que en las artes marciales orientales, en las que se aprovecha el impulso del contrario para derribarlo y vencerlo, aquí hemos aprovechado una parte sustancial de los valores heredados, rehabilitándolos y enriqueciéndolos con nuevos elementos espaciales, formales y materiales hasta lograr articular un nuevo conjunto arquitectónico en el que lo nuevo enriquece a lo anterior y viceversa, creando entre lo uno y lo otro sinergias y valores nuevos, positivos y complementarios.
The remit was to rehabilitate an old building which once housed a peasant family, with its stables, cellar and storage for farm tools, to create a family home that was originally planned as a second home and ended up being lived in yearround.
All of these conditions, plus the tight budget and the owner’s desire to participate in the building process, determined the project design and the execution of the construction, which was carried out with the help of a mason, a carpenter and an installer, all of them local.
The reused stone walls are noteworthy architectural elements (some binding stones and others masonry): these were renovated and painted on the inside to make them warmer, more cheerful and more comfortable. Also, skylights were placed at several places on the roof to allow light to flow into different areas (kitchen-dining room, hallway, reading area, living room, hall-interior garden...). Furthermore, it was possible to attach a large gallery to the front over the vegetable garden whilst leaving the stone facade intact. This gallery (covered balcony) is protected from harsh weather (wind and rain) and allows the doors and windows in every room to be opened, enlarging the inner space and connecting and organising the entire building.
Just as in Eastern martial arts, which use the opponent’s momentum to topple and overcome them, here we have used a substantial portion of the qualities of an old building, rehabilitating and enriching them with new spatial, formal and material elements to coordinate a new architectural whole in which the new enriches the old and vice-versa, creating synergies between them as well as new, positive and complementary values.